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Star Wars: The Last Jedi Review
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Star Wars: The Last Jedi (la democratización de La Fuerza) [Review con Spoilers]

by Alejandro Serrano Durán

Me gusta imaginar cómo era La Galaxia muy, muy lejana, antes de que todo el rollo de Star Wars nos llevara a lo que ya conocemos.  Pienso en cómo, gracias a La Fuerza, se fue desarrollando la vida en ella y cómo en casi todos los planetas una chispa misteriosa fue desarrollando los seres magníficos que ya conocemos.  Imagino cómo las primeras especies fueron desarrollando su ciencia y su tecnología, llevándolos a conquistar un planeta entero, para luego dejarlo y partir a conquistar otros, descubriendo, maravillados, que no estaban solos en el Universo.

Dentro de todo esto, la historia de Star Wars nos ha contado que en algunos planetas había sitios donde La Fuerza tenía concentraciones mucho más altas, como en el caso de Ahch-To o según el antiguo canon, Korriban, lugar de donde eran originarios los Siths, pero no como religión, si no como una raza especialmente sensible a La Fuerza y que dieron origen a el uso de el lado oscuro.  Y en un punto de toda esta historia, imagino que alguien ya sea una especie o raza en especial, decidieron que iban a darle una voz a La Fuerza que une todo en el universo, voz que seguramente fue mal interpretada y acomodada al antojo de quienes decidieron apropiarse de ella para fundar religiones alrededor de ella.  Así nacieron los Jedis y así nacieron los Siths, construyendo una serie de creencias propias que gracias a una mayor ‘sensibilidad’ hacia La Fuerza, los privilegiaba y les permitía llevar una vida más interesante que la de los demás.  Si eras un niño con un conteo de Midiclorias más alto que tus padres e incluso tus hermanos, eras arrancado de tu familia y llevado a un lujoso templo en Coruscant para entrenarte.  Así lo explica Qui-Gonn a Obi Wan y el resto del Consejo Jedi cuando conoce a Anakin Skywalker y pide entrenarlo, llevado por su arrogancia y la creencia de que ese niño era quien iba a darle balance a La Fuerza.

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«Este niño traerá balance a La Fuerza» y literalmente lo hizo, dejó tan solo dos Siths y un puñado de Jedis.

Esa arrogancia, ese deseo de usar La Fuerza para justificar sus acciones, ya sean buenas o malas, el hecho de tener que vivir ocultos de todo el mundo para sobrevivir mientras que, a quienes por razones de ego has llamado tus enemigos, viven en un enorme palacio en el planeta capital de La República, tan enorme que es visible desde el espacio, el fundar religiones e interpretarlas como tú quieras, mientras excluyes a los demás y edificas una sociedad en la que todo se resuelve con guerras, eso, precisamente eso es lo que había sido Star Wars, hasta ahora.

Como un reflejo de la sociedad humana y con una más que clara influencia en nuestras políticas, religiones, creencias, razas, vestimentas, indumentarias e incluso lenguajes y dialectos, Star Wars había sido simplemente una versión futurista y ambientada en el espacio de lo que somos nosotros mismos y sobre lo que se han escrito cientos de artículos de cómo George Lucas se inspiró en diferentes aspectos de la humanidad para construir su universo.

«The Jedi must end – Los Jedis deben acabarse»
Luke Skywalker, Ahch-To, 34 ABY

Muchas personas no están de acuerdo con la visión de Rian Johnson, director de The Last Jedi y quien guiará los destinos del cierre de esta trilogía en el Episodio IX, película que será dirigida por JJ Abrams (y que ya tiene como fecha tentativa de estreno el 20 de diciembre del 2019), además de una nueva trilogía en la que seguramente veremos un universo de Star Wars completamente nuevo.  Personalmente, no estoy de acuerdo en como se le dio cierre a algunas cosas dentro de la película, en especial la muerte de Snoke a manos de Kylo Ren y en esa forma tan simple, pero si estoy 100% a favor de que se vayan cerrando los ciclos de algo que para mi ya fue fantástico, pero debe darle paso a cosas nuevas.

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Hola, mi nombre es Snoke, soy extremadamente sensible a La Fuerza, pero no siento cuando la están usando alrededor mío.

Entre la caída de los Jedis, la destrucción de su templo, la aniquilación casi por completo de todos ellos al ejecutarse la Orden 66, (Younglings incluidos gracias a la gentil mano de Anakin Skywalker) y lo que sucedió en Jedah durante los eventos de Rogue One y la Batalla de Yavin de A New Hope, solo han pasado 19 años, un tiempo demasiado corto si lo comparamos con los más de 6.000 años de historia desde que se fundó la religión de los Jedis y sin embargo, en ese corto tiempo, todos en la galaxia parecieran haberla olvidado, convirtiéndola en un recuerdo de algo «ridículo» y lo llaman «una religión antigua», lo que ocasiona la furia de Darth Vader y lo obligan a aplicarle el force choke a quien ha osado blasfemar sobre la fuerza.

«I found your lack of faith disturbing»
Darth Vader al Almirante Conan Antonio Motti mientras lo ahoga con La Fuerza

Esos 19 años en que algo que fue un eje importante para la sociedad en la galaxia fue olvidado por completo, es similar a los 34 años entre el estreno de Return of the Jedi (1983) y de The Last Jedi (2017), tiempo suficiente entre ellas dos para contradecirse por completo entre esos dos títulos.  Según lo que ya conocemos por cómics y libros del actual canon, Luke Skywalker se convirtió en un poderoso Jedi que intentó fundar de nuevo una orden Jedi y entrenar a varias personas sensibles a la fuerza, entre ellos su sobrino Ben Solo, pero nada salió como él esperaba y quizás por su inexperiencia como maestro, su mayor discípulo se vio tentado por el lado oscuro de La Fuerza.  Una teoría propia, que puede parecer muy descabellada en este momento, es que quien llegó a ser Snoke, era alguien muy cercano a Luke y Leia por un corto diálogo que sostiene el Jedi hermitaño con Rey en Ahch-To, pero en este momento, toda teoría puede ser desaprobada en cuestión de segundos, cuando veamos el Episodio IX.

Y fue esto lo que más enojó a los fans, que todas sus teorías sobre los padres de Rey o sobre quién era Snoke quedaron desacreditadas y por todo lo que se escribió sobre ello o lo que escuché decir a todos los conocidos a los que les gusta Star Wars, que Rey no fuera una Kenobi o una Skywalker y que Snoke no fuera un clon de Darth Vader, milagrosamente un sobreviviente Darth Plagueis (del que no se supo nada durante muchos años), o incluso el Stormtrooper que se golpea en la cabeza con la puerta en A New Hope.  De haber sido cierta cualquiera de estas teorías -incluso la tercera- los hubieran salido contentos de las salas de cine, pero no, Rian Johnson, quien seguramente en su cabeza ya tiene claro cuál va a ser el destino de Star Wars, al menos durante las próximas cuatro películas, sabe que no se puede confiar en la continuidad de los actores para darle cohesión a la historia y quedó demostrado, ya que justo esta semana, hace un año, falleció Carrie Fisher, dejando el enorme vacío del papel de la Princesa Leia Organa (o Leia Skywalker o Leia viuda de Solo), y eso va a ser fundamental para el Episodio IX, sin importar qué tanto haya avanzado el CGI durante estos dos años que faltan para su estreno.

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Hemos avanzado mucho en materia de CGI, pero a esto todavía le falta mucho.

Sí, es cierto, el mismo Mark Hamill siente que su papel en las dos últimas películas no corresponde al Luke Skywalker que él conoció, llamándolo incluso «Jake Skywalker», pero esas son las difíciles decisiones que deben tomarse cuando se piensa hacia un futuro diferente, con actores y circunstancias muy diferentes y bueno, hay que aceptarlo, cuando aparte de las ganancias por los ingresos de taquilla, el imperio Disney hace dinero con todo el merchandising que genera con cada una de sus películas (¡sí, esto es con ustedes PORGS!). [Update: Hamill, tal vez un poco presionado por lo controversial de sus declaraciones, se ha retractado de lo dicho inicialmente y explica a sus fans que lo que le hemos visto decir, es tan solo la mitad de sus opiniones, ya que la prensa decidió emitir solo esa parte. ]

La toxicidad de los Fanboys

Me considero un Fanboy de Star Wars, mi colección de merchandising y cuanta tontería existe sobre la saga es bastante grande y detrás de ella hay una inversión considerable de dinero, pero desde la adquisición de la saga por parte de Disney, he estado consciente de que cuando me muera, en cualquier circunstancia que sea, seguramente estaré esperando por la próxima película, spin-off o serie animada de Star Wars.  Si muriese hoy, estas serían Solo: A Star Wars Movie, Episodio IX y el final de Star Wars Rebels, si vivo una vida Larga y Próspera -guiño a los Trekkies– es posible que muera esperando el spin-off con la horrible muerte de Jar Jar Binks (espero no morirme antes de ver esto), Star Wars: Episodio XXX (no una versión porno, si no la 30) y una serie animada tipo Los Porgs conquistan Coruscant, y aunque esta es una verdad que a pocos les gusta, es la verdad.  Disney es una máquina de hacer dinero y Star Wars es una de sus franquicias más rentables.

La quejas, sin embargo, son del tipo «The Last Jedi destruyó mi infancia», «en esta destrozaron todo lo de la trilogía original», «¿cómo van a matar a Luke, si él era el único Jedi?», «no utilizaron nada que despertara la nostalgia», y sin embargo, estas son palabras de quienes se aferran a lo que ya pasó y no piensan en lo que vendrá después, o que tal vez no se detienen por un momento a recordar cuando en esta película Luke se encuentra de nuevo con R2D2 y luego de reconocerlo y verse notablemente feliz, R2 usa el holograma de Leia con su famosa frase «Help me Obi Wan-Kenobi, you’re my only Hope», a lo que Luke le contesta como un golpe bajo.  Si luego de esto y además ver a Chewbacca pilotando el Millennium Falcon, o a los Crimson Guards enfrentándose a Rey y a Kylo no es suficiente para satisfacer al Fanboy y no dañarle su infancia, estamos entonces ante un público que no se ha dado cuenta que George Lucas ya no tiene inferencia alguna sobre los destinos de la saga y que no puede sentarse a analizar, al menos durante unos segundos, que los actores se mueren o que envejecen y que la historia no puede seguir girando eternamente alrededor de Darth Vader, Luke, Leia, Han Solo y Chewbacca.

¿No apela suficiente a la nostalgia que cuando aparece el maestro Yoda, lo hayan hecho utilizando una marioneta y que su voz la haya hecho Frank Oz? ¿Para satisfacer a los Fanboys por completo debemos revivir a Jim Henson para que haga la interpretación con la marioneta?  Si esto es así, debemos entonces replantearnos, de verdad, lo que significa ser un fan de Star Wars.

El futuro del universo de Star Wars

Decir qué quisiera de aquí en adelante, sería algo pretencioso y me equivocaría de forma tal, que en uno o dos años regresaría a borrar este post por la vergüenza de mis afirmaciones.  Pero podría pensar que no es difícil ver una línea de cómics con la historia del ‘draft’ original que muy seguramente George Lucas tenía escrito con el futuro de la saga luego del Episodio VI (ya existe una adaptación en cómics del primer draft de Star Wars de 1974 en el que Luke es un hombre viejo, Darth Vader no tenía casco y Han-Solo era un hombre verde).

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Temiri, Arashell y Oniho… ¿Futuros Jedis, Siths o simplemente seres sensibles a La Fuerza?

También, al final de la película, Rian Johnson nos dio la oportunidad de ver a un pequeño niño -al que inicialmente llamaron «el niño de la escoba»-, pero que gracias al lanzamiento del diccionario visual de la película, sabemos que se llama Temiri Blag, y con su pose final y su mirada a la estrella fugaz (toma tu cliché), nos hace pensar que ya no es necesario ser un Jedi para controlar La Fuerza, ni pertenecer a una religión en específico para poder hacer uso de ella.  Ya será una decisión más personal si deciden hacerlo para el bien o para el mal, aunque aún queda por aclarar qué tan fácil será para una persona sin guía y sin experiencia el control de un cristal Kyber para construir su propio lightsaber (el de Kylo Ren tiene dos salidas de desfogue porque luego de que lo corrompiera con el lado oscuro de La Fuerza, no pudo dominarlo por completo).  Esto nos lleva a pensar en:

Los ciclos que quisieron cerrar, pero no lo hicieron

Aparte de la escena donde pensamos que Leia iba a morir congelada en el espacio y es salvada por La Fuerza, la escena donde es el mismo maestro Yoda quien destruye y reduce a cenizas el pequeño templo Jedi en Ahch-To (dejando sin empleo a las monjas Lanai que lo cuidaban), es un cierre que incluso para Luke (¿Jake?) Skywalker es visto como un sacrilegio.  Hasta ahí la historia de los Jedis parecía culminada, dándole toda la razón al título de la película, pero al cierre, en las escenas finales, cuando Finn está acostando a Rose en el med-bay del Millenium Falcon, abre un compartimiento para buscar una cobija y en él están todos los libros con las escrituras sagradas de los Jedis.  Esto sucede en tan solo un segundo, pero revierte todo lo que se hizo en la película y con el estilo de Rian Johnson de desacreditar lo que ya se hizo y se construyó en películas anteriores (como en el caso de la escena de los padres de Rey en The Force Awakens), nos deja una ambigüedad muy grande y todas las puertas abiertas para que en un futuro se pueda reconstruir desde cero la religión de los Jedis.

The Last Jedi es la película más crítica sobre nuestra propia sociedad

Dos escenas, un solo lugar y un solo personaje, hacen de The Last Jedi la película que más refleja a los seres humanos.  El lugar, Canto Bight, en el planeta Cantonia, un lugar que al igual que Mos Eisley, reúne en ella a los personajes más malvados, corruptos y temibles de la Galaxia entera, con la única diferencia de que en uno son ricos y en el otro son pobres.  Esclavitud, carreras de cierta forma ilegales, apuestas, alcohol y seguramente mucho sexo inter-especies son la muestra de que el universo de Star Wars es un reflejo de nuestra propia sociedad.  Eso, sumado a su ubicación junto al mar, nos remite de inmediato a ciudades como Mónaco, donde viven los ricos y todos aquellos que de una u otra forma, controlan el mundo. No diré más.

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¡Cha-ching! Suenan la registradoras de Disney y Marvel con este cómic con la historia de DJ que será lanzado en enero del 2018.

Segunda escena y el personaje, DJ (Benicio del Toro), contándole a Finn que la nave en la que viajan, es de quien le vende las armas tanto a la Primera Orden como a los Rebeldes, personajes que suelen estar en sitios como Canto Bight y que son los únicos que se benefician de esta «Star Wars» que lleva tantos años, con tantos muertes, batallas y obvio, armas destruidas con otras armas vendidas por la misma persona, repitiendo así el ciclo de la muerte. No diré más tampoco.

Conclusión:

Star Wars: The Last Jedi es una película que se merece tanto a quienes la amamos, como a sus detractores, atreviéndose a cambiar una historia a la que ya nos tenía acostumbrados y permitiéndose ser totalmente impredecible.  Sin embargo, en el camino, olvidó que así estemos dándole fin a historias o a personajes que los fan aman, siempre hay una forma épica de hacerlo, sin renunciar a la idea o la intención de la visión propia que cada director tenga de su propio episodio.

Funciona muy bien como una película de transición en el ahora infinito universo de Star Wars y a pesar de las quejas, rants e incluso contra la impopularidad en sitios Web que son capaces de destruir o vanagloriar una película como lo es Rotten Tomatoes, The Last Jedi se acerca muy fácilmente a los 900 millones de dólares en taquilla a nivel mundial y es muy fácil que sobrepase el billón y se acerque a The Force Awakens, tercera en el conteo a nivel mundial.

Sin embargo, con la muerte de Luke Skywalker y la muerte de Carrie Fisher, vienen tiempos complicados en esta Galaxia muy, muy lejana.  Lastimosamente, esto solo lo sabremos hasta diciembre del 2019.

Nombre: Star Wars: The Last Jedi
Género: Acción, Aventura Fantasía
Director: Rian Johnson
Escritores: Rian Johnson, basada en los personajes creados por George Lucas
Protagonistas: Mark Hamill, Carrie Fisher, Adam Driver, Daisy Ridley, John Boyega, Oscar Isaac, Andy Serkis, Lupita Nyong’o, Domhnall Gleeson, Anthony Daniels, Kelly Marie Tran, Laura Dern, Benicio Del Toro, Frank Oz
Calificación : 8/10

¡Gracias por leer!

@alejoserrano

 

Consideraciones cortas:

  1. Bellísima Laura Dern en el papel de la Vice Admirante Hondo.
  2. Es increíble que la gente piense que en la escena donde Hondo se sacrifica para salvar a la Resistencia haya un error con el sonido de la película y no que sea un silencio intencional para darle más dramatismo a la escena.
  3. Poe Dameron fue un personaje increíble en la primera película y en esta es simplemente un «easy trigger» cuyas acciones casi terminan por destruir a la Resistencia.
  4. Hay una novela con la historia de la Captain Phasma, debe ser increíblemente aburrida si continúa con la línea en que este personaje que pudo haber sido el nuevo Boba Fett es derrotado de las formas más ridículas (aunque pensándolo bien, así fue con Boba Fett).
  5. Star Wars carga con la pésima decisión de haber elegido a Adam Driver para interpretar a Kylo Ren y aparte de la recién nacida fascinación por sus tetillas, su aporte al personaje es mínimo.  Driver es un excelente actor, pero su interpretación es corta.
  6. La escena de la leche y Luke en Ahch-To, completamente gratuita.
  7. Demasiado larga la escena en Canto-Bight.
  8. No espero mucho de Solo: A Star Wars Story, sus tantos problemas no auguran nada bueno y el rumor es que Alden Ehrenreich es un pésimo actor y nunca pudo con los diálogos.  Esperemos que Ron Howard sea capaz de salvar LA ÚNICA película de Star Wars que veremos en el 2018.

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